lunes, 22 de septiembre de 2008

MEDELLÍN SOLIDARIA Y COMPETITIVA



¿Están preparadas las universidades para apalancar en lo que les corresponde las transformaciones que requiere nuestra Ciudad para ser competitiva con inclusión?, contrario a lo que hoy ocurre con un empresariado paisa exitoso, entre ellos, pero con una pobre generación de empleo formal y por ende con un marcado desequilibrio en la redistribución de la riqueza, y si no que lo digan las cifras de Medellín, 14,6% de desempleo, 40% de empleo informal, 1.200.000 personas sisbén 1,2 y 3; 60,000 desconectados y 40,000 familias en zona de alto riesgo.

Medellín tiene una población estudiantil cercana a los 520 mil jóvenes entre preescolar y el grado 11, el 80% está en instituciones públicas y el 20% en privadas que han mostrado hasta la fecha mejor calidad en la educación.

Cuenta además la capital con una oferta universitaria superior a los 200,000 jóvenes mayor a la de otras ciudades del País, demostrándose que aquí no está el mayor problema.

Las universidades públicas tienen más de 100,000 estudiantes de los estratos 1, 2 y 3 que unidos a la oferta del SENA y a los estímulos que por más de 200 mil millones de pesos va a entregar el Municipio a los jóvenes de los sectores populares, para instituciones universitarias públicas y privadas, aumenta y mejora la cobertura tan necesaria para combatir la inequidad y lograr la inclusión.

Pero quedan interrogantes que quiero plantear desde este espacio: ¿Por qué Colombia no cuenta con una sola universidad dentro de las mejores 500 del mundo?, ¿Por qué en materia de calidad en ICFES y pruebas saber nos ganan otros departamentos y muchas ciudades de País?, ¿por qué el nivel de exigencia de nuestras universidades está por debajo del de Bogotá?, ¿Son suficientes 16 semanas académicas para sacar con calidad un semestre en cualquier carrera?, ¿Nuestra baja intensidad horaria es la adecuada?. Al igual que con la salud, que le aportan a la calidad y a la competitividad de la Ciudad las universidades e instituciones de garaje?, ¿Podrá lograrse la innovación en nuestras empresas con la calidad que hoy ofrecen las universidades al necesario recurso humano?
Por supuesto que el debate debe ir más allá de la cobertura y de la calidad, tiene que pasar con responsabilidad y compromiso social por la pertinencia de los programas que estamos ofreciendo.

Las universidades tienen que golpearse, tienen que hacer autocrítica en vez de estar buscando razones que se convierten en excusas cuando se les cuestiona por NO hacer muchas de ellas bien la tarea.

Será que no es también responsabilidad de las universidades el alto desempleo de profesionales que saliendo de sus claustros, inclusive con muy buenas notas, miles de ellos no encuentran trabajo porque el perfil o la carrera no es la que está pidiendo o necesitando el País.

Será que las universidades públicas que se financian con dineros públicos van a seguir ofreciendo programas y pregrados NO pertinentes, generándole a los sectores populares desesperanzas y frustraciones después de obtener el título.

Para que los académicos no le hagan esguince a esta discusión podemos afirmar que el sector empresarial paisa, que los famosos cacaos han sido exitosos entre ellos, pero han sido inferiores a la responsabilidad social que tienen de generar crecimiento económico donde todos ganen, no sólo ellos.

Será que es ético ofrecer programas que no leen la realidad del País, sólo porque miles de adolescentes quieren esos programas desconociendo que posteriormente no van a encontrar posibilidades en nuestro pobre mercado laboral y mucho menos van a encontrar estímulos para ser dueños de su propia empresa.

Será que es bueno seguir abriendo programas para sobre ofertar profesionales y así el sector público y privado encuentra talento humano, pagando salarios irrisorios.

Podríamos iniciar la lista con la cantidad de carreras que no tienen la calidad necesaria para un país que quiere pasar del subdesarrollo al desarrollo, al mismo tiempo que de muchos programas que aun teniendo buena calidad no son pertinentes y no se requieren al menos la cantidad de egresados que estamos recibiendo anualmente.

Abramos el debate fuera y dentro de la universidad sin temor a la discusión: ¿Es de buena calidad la facultad donde estoy estudiando?, ¿es pertinente la carrera que escogí?, y hagámosle recomendaciones y exigencias a los directivos de las universidades, para que desde la calidad y la pertinencia le aportemos nuestro granito de arena a la competitividad que debe adquirir Medellín.

 
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