Medellín, 1 de diciembre, 2008
Un verdadero viacrucis ha tenido que transitar el referendo para una segunda reelección del Presidente Uribe.
La financiación de la recolección de las firmas con dineros de empresarios y contratistas del Estado, que a la luz de nuestra Constitucion puede ser legal, deja un manto de duda por la falta de claridad con la que se ha manejado el tema por parte de lo promotores.
Quedan como mínimo dos interrogantes:
¿Por qué se gastaron 2 mil millones de pesos, volándose los topes que están en 360 millones de pesos?. ¿Es ético recibir dineros de los contratistas del gobierno?
El examen que realizará la Corte una vez aprobado el referendo debe quitar el sueño a los impulsores de ésta iniciativa, por los vicios en la forma y en el trámite que se dieron en el primer debate de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes.
Un riesgo mayor tendrá que resolver el Gobierno, el que dice que no quiere pero sí quiere la reeleccion. Es la división de sus congresistas, entre los que votaron por el 2.014 y los que desean que se reelija el Presidente en 2.010.
Por supuesto que lo que debe preocupar más a los promotores es al falta de participación de las personas que dieron su firma. No hemos visto una sola manifestación exigiendo al Congreso votar el referendo, salvo el Doctor Luis Guillermo Giraldo.
Pareciera que se cumpliera la afirmación que hacen los colombianos, de que una firma no se le niega a nadie y mucho menos a un Presidente con la popularidad de Uribe.
Si se sortean todos los obstáculos planteados queda uno, el más importante de todos, el que legitimaría que el Presidente pueda volver a ser elegido en 2.010 o en 2.014: la obtención de más de 7 millones de votos en el referendo.
Deben estar muy preocupados los promotores y el alto Gobierno. Deben estar angustiados, deben estar cambiando sus estratégias, ya que lo más dificil del referendo aún no ha pasado, y eso que les quedaria faltando la dura campaña que los enfrentaría a los demás candidatos presidenciales el propio día de la elección.
Crece el número de colombianos que considera que hay muy buenos candidatos para reemplazar al Presidente Uribe.